1. Hay un Dios, inteligencia suprema y causa primera de todas las cosas.
La prueba de la existencia de Dios se encuentra en el siguiente axioma: No
hay efecto sin causa. Continuamente vemos una multitud innumerable de efectos
cuya causa no esta en la humanidad, puesto que esta es impotente para
producirlos y aun para explicarlos: la causa esta, pues, por encima de la
humanidad, y es a esta causa que se llama Dios, Jehová, Allah, Brahma, Fo-He,
Gran Espíritu, etc., según la diversidad de idiomas, tiempos y lugares.
Estos efectos no se producen al acaso, fortuitamente y sin orden: desde la
organización del más pequeño insecto y de la más diminuta semilla, hasta la ley
que gobierna a los mundos que circulan por el espacio, todo indica un
pensamiento, una combinación, previsión y solicitud que supera a todas las
concepciones humanas. Por lo tanto, esta causa es soberanamente inteligente.
2. Dios es eterno, inmutable, inmaterial, único, todopoderoso y
soberanamente justo y bueno.
Dios es eterno, porque si hubiese tenido un principio, se daría a entender que
algo había existido antes que El: o bien que había salido de la nada, o que un ser
anterior a Dios le había creado. Así es que por grados nos remontamos al infinito
de la eternidad.
Es inmutable, porque si estuviese sujeto a cambios, las leyes que rigen el
universo no tendrían estabilidad alguna.
Es inmaterial, es decir, que su naturaleza difiere de todo lo que nosotros
llamamos materia, pues de otro modo estaría sujeto a las continuas
transformaciones de esta y ya no sería inmutable.
Es único, porque de haber varios Dioses habría diversidad de voluntades, y
por consiguiente, no habría ni unidad de miras ni de poder en el arreglo del
universo.
Es omnipotente porque es único. Si no fuese omnipotente, es que habría algo
más poderoso que Él: Dios no lo habría creado todo, y aquellas cosas que no
fuesen obra suya, serian la obra de otro Dios.
Es soberanamente justo y bueno. La sabiduría providencial de las leyes
divinas se manifiesta lo mismo en los objetos más pequeños que en los más
grandes, y esta sabiduría no permite dudar ni de la justicia ni de la bondad de Dios.
3. ¡Dios es infinito en su perfección!
Si se supusiera imperfecto uno solo de los atributos de Dios o se suprimiera la
más pequeña porción de la eternidad, inmutabilidad, inmaterialidad, unidad,
omnipotencia o justicia y bondad de Dios, se daría lugar a la suposición de un ser
poseedor de lo que a aquel le faltaría, y este ser, siendo más perfecto, seria Dios.
Extracto del Libro Obras Póstumas de Allan Kardec
http://www.buscandolasescalerasalcielo.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.