Translate,

sábado, 23 de agosto de 2014

Conocimiento y conciencia


 Através de un análisis cuidadoso del comportamiento humano, Carl Gustav Jung constató que en todos los pueblos predomina la creencia en tres factores esenciales para la vida: Dios, la sobrevivencia del alma y la acción bienhechora para con el prójimo tanto como para uno mismo.

Aunque difieran en su denominación y formas de aceptación – como filosofía o como fe religiosa -, estos tres principios son fundamentales para preservar el grupo social y la felicidad individual.

Son los conceptos básicos que sirvieron de fundamento para la ética y el pensamiento filosófico, y abrieron perspectivas más amplias para la integración del ser en el grupo social.
Tales manifestaciones proceden originariamente del yo espiritual, que las trae desde la erraticidad, donde éste se encontraba antes de reencarnar.
Por tal razón, el concepto de arquetipo colectivo del propio Jung – que intenta explicar dicha creencia -, en lugar de haber surgido en el individuo para luego transmitirse a las generaciones siguientes, tiene su causalidad en el origen espiritual de la vida, que permanece en germen en el proceso de la evolución hasta el momento en que toma forma y expresión en la conciencia actual
.
Necesariamente, a través de los, tiempos los espiritus misioneros y por consiguiente más evolucionados, tomaron esos principios y los desarrollaron, presentándolos en sus diversas formas de creencia y de religión, mediante cultos compatibles con el nivel cultural de cada época, pueblo y raza.

A medida que aprenden su profundo significado, los hombres se liberan de las fórmulas innecesarias y asumen una posición ética de comportamiento con respecto a la Vida, a sí mismos y al prójimo. Estos conceptos permiten una plena integración de la criatura con su Creador, consigo misma y con los otros seres, sin cuya identificación la felicidad se le hace imposible.
Nadie es realmente feliz a solas.

El exilio voluntario, la soledad, constituye un método para la disciplina mental y moral.
No obstante, una vez realizado el curso de dominio de la voluntad, su aplicación cotidiana en el relacionamiento humano determinará su eficacia y los resultados de la experiencia.

Toda intención que no se pone a prueba es un adorno que no merece confianza.
Todo conocimiento que no se aplica es información que ignora su finalidad.

El ser humano es sociable, es portador del instinto gregario para crecer en relación con los demás dondequiera que se encuentre. Sin este contacto, sus valores resultan desconocidos y sus resistencias, por cierto, son débiles.

El conocimiento de la inmortalidad concientiza al ser para que ejerza un comportamiento ético elevado en relación con su prójimo, haciendo para con él todo aquello conforme al modelo que constituye su ideal y que, por su parte, le gustaría recibir de los demás.

En ese sentimiento de solidaridad se encuentra la meta desafiante que debe alcanzar en su proceso evolutivo y de autoiluminación.

Un esquema completo de proyectos para hacer realidad se presenta a partir del momento en que su existencia física adquiere sentido, significado y finalidad, proyectos que no se interrumpen con la muerte orgánica en su incesante fenómeno de transformaciones moleculares.

la visión de la inmortalidad permite ampliar los objetivos en relación con la vida, puesto que, una vez alcanzado cierto grado de valores y realizaciones, otro grado surge atrayente, favoreciendo la ejecución de nuevos esfuerzos que facultan el continuo crecimiento intelectual y moral del candidato decidido.

Cuestiones y circunstancias aflictivas, que se presentan como relevantes en el contexto social y responden por incontables conflictos generadores de infelicidad, ceden espacio a legítimas aspiraciones de plenitud, las cuales se colocan por encima de los problemas insignificantes, que pierden la importancia que se les atribuye porque no son más que frivolidades, desperdicio de tiempo y de emociones. Esto se debe a que la certeza de la Causalidad Divina y de su Justicia generan una real concientización de contenidos a favor del propio futuro, que se inicia ahora.

Por lo tanto, el conocimiento racional, lógico y emocional de Dios, de la sobrevivencia y de la función del amor al prójimo, concientiza al ser acerca de su humanidad y del destino glorioso que le espera en el futuro.

Allan Kardec, preocupado con la cuestión de la felicidad, indagó a los Nobles mentores cuál es la manera correcta de abordarla, y ellos le respondieron conforme consta en el libro de los Espíritus, parágrafo 909:
- ¿Cuál es le medio más eficaz que tiene el hombre para mejorarse en esta vida y resistir la atracción del mal?
- Un sabio de la antigüedad os los dijo:    Conócete a ti mismo
 

 http://www.buscandolasescalerasalcielo.blogspot.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.